Recolectar bolsas de plástico para transformarlas en bolsos, sombreros y otros accesorios de moda ha ayudado a un pequeño pueblo de Camboya, en el continente asiático, a mejorar su nivel de vida y a limpiar de basura su comunidad.
El diario El Comercio, de Perú, se hizo eco de la noticia que relata la historia de Chamcar Bei, una localidad de unos 4.000 habitantes. Se trata de uno de los pocos lugares del país donde apenas pueden verse desperdicios acumulados en las calles, ya que la mayoría de los desechos vale dinero.
En 2008 la ONG británica Funky Junk ofreció pagar a los vecinos por recoger las bolsas de plástico que se apilaban en cada esquina. Desde ese momento, los vecinos guardan sus bolsas de plástico en canastos hasta que tienen suficientes para vender.
Una vez recolectadas, las bolsas son lavadas y cortadas en tiras, para luego ser tejidas en un pequeño taller que emplea a una decena de “costureras” del pueblo.
Los trozos de plástico se convierten después en accesorios de moda como gorros y bolsos, aunque también fabrican canastos de diferentes tamaños y coloridos diseños que se venden en lugares turísticos o a través de Internet. Una forma de cambiar el ciclo de vida de los plásticos convirtiéndolos en objetos de consumo que ayudan a fortalecer la economía regional y a cuidar el medio ambiente.